Imaginar preguntas

Tengo la costumbre de subrayar frases que me llaman la atención. De chica tenía un archivo donde guardaba todas. Era mi manera de coleccionar las palabras encontradas en canciones, películas o libros que de algún modo habían reverberado en mí. Recuerdo que una amiga hacía lo mismo, a veces las compartíamos pero ahora no sé dónde está el archivo. Igual nunca supe exactamente qué hacer con él. El año pasado empecé a leer con un lector digital y sigo resaltando las frases. Quedan todas en una carpeta creada automáticamente por el dispositivo pero no tengo el placer de verlas avolumarse. Me quejo de que no tengo buena memoria, por lo que un archivo que no veo no me ayuda mucho. En los últimos meses estuve pensando en qué hacer con este material y empecé a preguntarme qué mensajes ocultos encontraría en algunos de los últimos libros que leí. ¿Qué pasa si convierto mi lector digital en un oráculo? El texto que sigue es un collage de estos extractos, sueltos y reorganizados, de diferentes libros en portugués y castellano.